Masajes para mi espalda
“En días graves le he pedido...masajes para mi espalda”- S. R
26-06-2013
He venido a escribir de nuevo en este documento en blanco, el mismo que quizá
nadie leerá. Escribo para mí, para atrapar recuerdos entre letras. Lo curioso
del asunto es que estas cosas probablemente prefiera borrarlas de mi cabeza.
Borrarlas ahora y para siempre, pero creo que más rápido se olvidan las cosas
buenas que las malas. Y si las malas han de permanecer entonces yo me encargaré
de conservarlas. Estarán intactas aquí plasmadas. Me gusten o no, lo quiera o
no. Esta noche me ha dejado un vacío colgando entre tramo y tramo del corazón
que estaba ya roto. Duele como un golpe, duele si medir hasta dónde puedo
soportarlo, duele sin importarle cuánto me duela. Como si nadie se lo impidiera.
Pero en realidad duele porque he dejado que duela.
6:16 a.m
¿Cómo iba yo a saberlo?, no podía. Si alguna vez pregunté al respecto,
la respuesta fue negativa. Estaba segura de lo que él sentía. Y tan segura
estaba como equivocada. En realidad yo le hacía daño sin darme cuenta. Sin
embargo, no puedo disculparme ni inculparme. No podía saber que todo lo que le
escribía le destrozaba, hasta que ya no pudo más. Me lastima que se aleje, ese es el colmo de
una Alejandra. Una irremediablemente aturdida como la que escribe ahora. Siento que le odio, le desprecio, por su
engaño. Si yo hubiera sabido la verdad, esas letras habrían sido otras. Pero ¿de
qué hablo? si soy yo la que odia el
pretérito imperfecto. Las cosas no pasaron de esa manera, así que
cualquier expresión con hubiera no es más que un desperdicio con morfemas
irrelevantes.
He perdido, cuando siempre soy yo la que desaparece sin decir nada.
Podrán desaparecer muchas personas y a su vez, he de esfumarme yo de la vida de
otras tantas, pero a ti no te quería lejos, a ti quería ir a verte. A ti te echo
de menos y ahora no te tengo. No sé cuándo vuelvas ni si quieras hacerlo, pero
estos tropezones de la vida me enseñan a las malas. A los golpes y a las caídas. ¿Qué pasó con
aquellas técnicas de aprendizaje sensorial? ¿Y si jugando con figuras y olores
entendiera yo los sentimientos de las personas, no sería entonces más fácil
todo?
Divago y naufrago. Me hundo y las burbujas del mar salado arden en mis heridas. El odio se me
cuela en las entrañas que sumado con la tristeza que amontono al escribir esto,
se transforma en resentimiento.
“-Si yo hubiese entendido...
- Y bien, ¿qué fue lo que dijimos del pretérito imperfecto?
- Está bien… no pasó y no puedo cambiarlo”
Te he escrito una chorrera de insultos, los mismos que no vas a leer ni
hoy ni mañana, solo algún día cuando recuerdes mi remota existencia y te
tropieces con ella en las corrientes cibernéticas. Entonces eres uno menos de
la lista. Ya van desapareciendo uno por uno y me siento desorbitada. Siento que
soy un árbol que se deshoja poco a poco. Ya sé que mis ramas y hojas crecerán
de nuevo. No obstante, eso llevará tiempo y en el proceso, el frío arrasará con
la corteza de mi piel, para permitir que rama por rama empiece a derrumbarme;
si tú supieras el daño que me haces.
El egoísmo tiene la cara del cínico y heme aquí encarnándolo. Me revisto
de indignación y le culpo, aunque bien
se sabe que me hice la ciega cuando debía ver. ¿Debería también ahora quitarme
el corazón y congelarlo hasta nueva orden?, ¿podría de esa forma sanar o solo
prolongaría los malos ratos y de ese modo acabar aceptándolos después y no ahora?
Comienzo a desvariar, ya basta de tanta cursilería. Lo que pasa es que sé
que pudo ser distinto, pude entenderte para no perjudicarte. Pude evitar que tu
copa no se rebosara, pero no lo sabía. Ahora lo sé, nuevamente, aprendiendo a
las patadas.
-Cuando te despides y no te vas pasan cosas malas.
-Ya te lo había dicho,
Sophie.
06:51
06:51
Fin.
Comentarios
Mis condolencias por el sentimiento de frustración y felicitaciones por las palabras que muy bien la describen.